Detalles: Hay una sensación embriagadora dentro de Hamilton, Ontario, y Black Baron ha logrado destilar la esencia de esa sensación en una mezcla potente. De la misma manera que las películas de David Lynch se cosen de la tela que une los sueños, Black Baron crea canciones de la tela de Hamilton. Mientras que la escena hardcore local ha estado grabando discos que recuerdan a las acerías de la ciudad desde principios de la década de 1990, Black Baron, una banda compuesta por algunos de la élite hardcore de la ciudad, crea la banda sonora de una cara diferente de la ciudad. A diferencia del castigador sonido steelfucker del hardcore de Hamilton, la música de Black Baron está arraigada en una profunda sensación de melancolía, una que no busca la destrucción, sino que se filtra en la conciencia colectiva siguiendo la potencialidad de la destrucción o el abandono. Proveniente de una ciudad devastada por el declive económico tras la reducción de su sector industrial, Black Baron evoca el inquietante recuerdo del cierre y la pérdida de los monumentos de Hamilton en un momento en que la ciudad parece estar en un auge cultural.