Detalles: La génesis de la Octava Sinfonía de Anton Bruckner probablemente se vio afectada por un repentino auge de la fama que impulsó la siempre inestable confianza en sí mismo del compositor. Tras la interpretación de la Séptima Sinfonía de Bruckner, el famoso director de orquesta Hermann Levi lo aclamó como «el sinfonista más grande desde la muerte de Beethoven». Frecuentemente ridiculizado en Viena, Bruckner finalmente fue tomado en serio en Múnich: su importancia fue reconocida y el emperador austríaco le concedió la Orden de Francisco José, algo que lo llenó de un orgullo muy especial. En el verano de 1884 se puso a trabajar en una nueva sinfonía, y en agosto de 1887, tras tres años de trabajo, la terminó. Sin embargo, debido a las enérgicas objeciones de Levi, no se interpretó de inmediato. Bruckner revisó su obra a fondo entre octubre de 1887 y marzo de 1890, y el estreno de la Octava Sinfonía en su nueva versión finalmente tuvo lugar el 18 de diciembre de 1892, interpretada por la Filarmónica de Viena bajo la dirección de Hans Richter. Fue un éxito extraordinario. Hugo Wolf describió el concierto así: «Fue una victoria absoluta de la luz sobre la oscuridad, y la tempestad de aplausos entusiastas fue como una manifestación elemental de la naturaleza. En resumen, fue un triunfo tan completo como cualquier emperador romano podría haber deseado». Desde entonces, la Octava Sinfonía de Bruckner ha sido parte integral del repertorio sinfónico, pero aún sigue representando un gran desafío para los intérpretes. Sin embargo, Mariss Jansons y los músicos de la Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara están más que a la altura de las extraordinarias exigencias de esta obra maestra. BR-KLASSIK acaba de publicar la grabación del concierto de Múnich de noviembre de 2017: se trata de una interpretación ejemplar de una de las composiciones más importantes del repertorio sinfónico del Romanticismo tardío, en su versión de 1890.