Detalles: Han pasado cuatro años desde que Cherry Glazerr lanzó su brillante tercer álbum, Stuffed and Ready, pero Clementine Creevy no tiene prisa. "He pasado estos años examinándome a mí misma, a mis relaciones y escribiendo sobre ello", dice. "Supongo que estoy asimilando muchas de mis tonterías". Cherry Glazerr ha estado de gira con frecuencia desde que Creevy aún estaba en el instituto, y cuando llegó la pandemia, se sumergió en una existencia estática de la que se había visto privada. Creevy describe el ambicioso nuevo álbum de Cherry Glazerr, I Don't Want You Anymore, como una de sus piezas más personales y crudas hasta la fecha, una colección de canciones que profundizan en este período de autocrítica. Es el primero que produce desde el debut de Cherry Glazerr en el garage rock, Haxel Princess, publicado hace casi una década cuando Creevy era adolescente. Creevy describe "I Don't Want You Anymore" como un álbum "maduro", más en referencia a su crecimiento personal que como un reflejo del disco, que, al más puro estilo de Cherry Glazerr, se describe mejor como "Extremadamente Divertido". Para crearlo, Creevy colaboró ​​con el productor Yves Rothman, conocido por su trabajo con Yves Tumor. El sencillo principal, "Soft Like a Flower", ejemplifica ese crecimiento. Un riff de guitarra turbio inaugura la canción, antes de que la voz despreocupada de Creevy entre en la mezcla. Canta sobre una obsesión que la consume y en el coro se une su compañera de banda de toda la vida, Sami Perez. Es orgullosamente emotivo, lo que Creevy llama un "momento Evanescence". "Es una vibra de 'perder la cabeza'", dice. "Quería que este álbum fuera puro corazón y alma. Completamente expuesto". I Don't Want You Anymore aprovecha el factor sorpresa; cada tema es una reinvención radical de lo que Cherry Glazerr es y puede ser. "Bad Habit" abre con un bucle vocal en espiral que Creevy empezó a grabar en casa y se expande hasta convertirse en una delirante pista bailable de ritmo lento sin recurrir a la guitarra. El siguiente tema, "Ready for You", se canta en un staccato funky y la línea de bajo inicialmente sobria de la primera estrofa es finalmente superada por un riff de guitarra masivo y estático que recuerda que, en esencia, este es un álbum de rock. Son canciones que musicalizan la vida del oyente, una banda sonora perfecta para cualquier ocasión. El tema que da título al álbum hace una promesa a alguien sin nombre, pero la letra repetida del puente podría servir fácilmente como una carta de amor: "Al final, siempre me abrazas".