Detalles: A diferencia de su homónimo Harry, Cypriani Potter no aprendió su oficio en Hogwarts, sino con renombrados compositores británicos, y luego dio los toques finales a su música en Viena, sobre todo con Ludwig van Beethoven, quien sin duda le enseñó algunos trucos particularmente efectivos. En cualquier caso, hay una magia inconfundible en sus obras: a veces son melodías encantadoras, otras, dramáticos aumentos de energía o episodios rítmicamente urgentes los que confieren a su música un atractivo tal que merece la pena grabar todas sus sinfonías supervivientes (nueve, al fin y al cabo) y complementarlas con algunas piezas más breves; en el presente programa, por ejemplo, con la Obertura de La Tempestad de Shakespeare y con el Concertante original para piano y cuatro cuerdas sobre el popular tema La Follia, que Potter anima hasta alcanzar un verdadero estallido de temperamento.