Detalles: A primera vista, The Practice of Love, el séptimo álbum de larga duración de Jenny Hval, se desenvuelve con una facilidad casi engañosa. A lo largo de ocho temas, repletos de arpegiados sintetizadores y ritmos cadenciosos que podrían haber surgido, sueltos y descontrolados, de algún sencillo trance olvidado de mediados de los 90, The Practice of Love se siente, ante todo, irresistiblemente humano. Considerando el horror y las vísceras de su álbum anterior, Blood Bitch (2016), The Practice of Love es casi subversivo en su dulzura: una profunda inmersión en lo que significa envejecer, cuestionar la propia relación con la tierra y con uno mismo, y observar con lupa la noción de lo que puede significar la intimidad. Como lo describe Hval, el álbum traza su propia geografía particular, un paisaje en el que múltiples voces interactúan y se dispersan, y la cuestión de la conexión, o la falta de ella, flota en la arquitectura de cada canción. Es un álbum sobre "ver las cosas desde arriba, casi como mirar directamente al suelo, todos esos vibrantes paisajes forestales, ese tipo de naturaleza donde podrías encontrar una revista porno en algún lugar del bosque y todos sabrían dónde está, pero incluso eso se convertiría en papel podrido, derritiéndose con el tiempo". Impulsada por la necesidad de encontrar un lenguaje diferente para expresar lo que sentía, las canciones de Love se despliegan como un diálogo interior con varias voces. Sus amigas y colaboradoras Vivian Wang, Laura Jean Englert y Felicia Atkinson aparecen en varios temas, a través de contribuciones vocales o fragmentos de conversaciones grabadas, lo que replantea el disco como una especie de discurso continuo. "Lo último que escribí, mi nuevo libro, tenía una voz bastante enfadada", dice Hval. "La voz de un adolescente enfadado, furioso con las jerarquías. Quizás este álbum redescubre esa misma voz 20 años después. Ya no tan enfadado, pero aún sintiéndose apartado de la corriente principal, intentando encontrar su lugar y su comunidad. Con esa voz, quería llevar mi práctica literaria más allá, escribiendo algo multifacético, una comunidad de voces, historias sobre mí y otros simultáneamente, o sobre el lugar de alguien en el mundo y dentro de la historia del arte al mismo tiempo. Quería desarrollar esta nueva voz de escritura multipista y llevarla a un espacio positivo y hermoso, propio de una canción pop... Un espacio que también suena como un enorme montón de tierra en el que estoy a punto de enterrar mi ataúd".