Detalles: Como Mui Zyu, la artista británica de Hong Kong, Eva Liu, navega por el complejo territorio de la identidad en constante cambio, fusionando fantasía y folclore para crear un escenario de autoaceptación y liberación. En su álbum debut, Rotten Bun for an Eggless Century, Liu utiliza paisajes sonoros fragmentados, una delicada atmósfera industrial y dulces melodías pop para presentar a un personaje —un guía— que puede extenderse a través de mundos para ofrecer la catarsis de la paciencia, la perseverancia y la comprensión. Este no es un personaje formado por el deseo de escapar o huir del mundo real, sino más bien una forma de sumergirnos aún más en nosotros mismos. Rotten Bun for an Eggless Century es un reflejo de todos y de todo lo que nos hizo quienes somos. En su EP en solitario de 2021, "A Wonderful Thing Vomits" (Father/Daughter), Liu fue elogiada por su impecable integración de una instrumentación oscura, a menudo ominosa, con una voz suave y envolvente. Como líder del trío británico de indie-rock Dama Scout, Liu se desenvuelve con soltura en un paisaje sonoro desorientador que rompe con los géneros con una destreza juguetona y delicada. Ahora, con la ayuda de Luciano Rossi, compañero de banda de Dama Scout, como coproductor, el primer álbum en solitario de Liu se basa en estos mundos previos para crear una combinación floreciente y más animada de percusión lo-fi, lirismo conmovedor y arreglos curiosamente seductores. "Hay un divagar entre dos mundos", afirma. "Una realidad superficial frente a un lugar más fantástico". El proceso de composición de Rotten Bun for an Eggless Century impulsó a Liu a explorar más su herencia hongkonesa, lo que le permitió un espacio de aceptación y celebración. De niña, solía rehuir las tradiciones y se sumergía en la confusión de la multitud. "Soy china y lo asumo", explica. "Antes, me resentía. Intenté hacer cosas que, de alguna manera, me hicieran parecer menos china". A medida que el álbum iba tomando forma, Liu leyó los escritos folclóricos tradicionales chinos de Pu Songling y se unió a grupos locales del este y el sudeste asiático, lo que le permitió conectar con personas que habían tenido experiencias similares durante su infancia. Esto le abrió las puertas a una nueva identidad, donde Liu pudo combinar su amor por los videojuegos y las bandas sonoras de películas con los instrumentos tradicionales chinos. Este paisaje sonoro se percibe con mayor intensidad en el sencillo "Ghost with a Peach Skin", donde Liu describe cómo abandonó su yo anterior para adoptar una nueva piel. A pesar de superar ciertas relaciones y experiencias, aún quedan marcas en esta nueva piel: un patrón del pasado. "Aunque el melocotón es una fruta delicada que se magulla con facilidad, en la cultura china representa la longevidad y la inmortalidad", afirma. Para imitar estas marcas, Liu colaboró ​​con un intérprete de guzheng tradicional (Yijia Tu), cortando la grabación para "magullar" su interpretación, ofreciendo un cautivador éxito de electro-pop. Por otra parte, "Rotten Bun", el tema inicial, liderado por el piano, introduce la idea de un corazón podrido por el pasado y cómo el personaje del álbum, como el protagonista de un videojuego, debe navegar por el mundo como un guerrero solitario. La percusión electrónica y las voces distorsionadas aumentan para instar a nuestro guía a dar esos primeros pasos tentativos, mientras Liu anuncia: "Bollo podrido, marcado por todos / Solo toma mi mano, separémonos de ellos". Más adelante, esta urgencia optimista impregna "Talk To Death", donde abunda la aceptación de la decadencia de la vida. Liu personifica la muerte y entabla una conversación con ella a través de sintetizadores propulsivos. Una dedicatoria a quienes hemos perdido flota en "Paw Paw", mientras Liu da la bienvenida a una conmovedora interpretación de erhu de Charlie Wardle. "Se inspiró en mi abuela materna, a quien llamaba Paw Paw y también está dedicada a los abuelos que hemos perdido", dice. "Mi abuelo también solía tocar el erhu y es un hombre de pocas palabras". Esta conexión familiar se desborda en el final del álbum, "Ho Bao Daan (Interludio)", donde el padre de Liu, ex dueño de un restaurante, describe cómo preparar este clásico plato de Hong Kong. A través de un ritmo ligero y pausado, la canción sirve como un dulce recordatorio para invertir en las conexiones que antes podríamos haber evitado. Esta dulzura, combinada con los arreglos de Liu, cautivadoramente hermosos, convierte a Rotten Bun for an Eggless Century en un álbum que abarca ambas caras de la historia. Nos invita a aceptar lo oscuro, pero también a buscar los momentos más brillantes. Al combinar la instrumentación moderna con la más tradicional y extender las melodías a paisajes más amplios, Liu no solo honra el pasado, sino que lo abraza y lo transforma para aprovechar su poder sanador y crear un camino completamente propio.