Detalles:

Una merecida y generosa celebración del 20.º aniversario de la obra maestra de Opeth. Dos décadas después, sigue siendo una obra impresionante, repleta de extraordinarios momentos melódicos, atmósferas escalofriantes y una pesadez ágil pero aplastante. Esta obra vio a los metaleros suecos abrir las puertas del progresivo, alimentó el death metal a través del caleidoscopio cósmico e introdujo a una generación de apasionados de la música a un mundo de posibilidades musicales ilimitadas. La reedición viene cuidadosamente prensada con una variedad de acabados de lujo y se presenta en una funda desplegable con ilustraciones, notas actualizadas y agradecimientos. El CD de lujo en estuche rígido incluye un folleto de ilustraciones actualizado con nuevas notas, recuerdos inéditos de la banda y contenido exclusivo proporcionado por los fans de Opeth. Sigue siendo imprescindible para los entusiastas de Opeth, coleccionistas y oyentes ocasionales.

En muchos sentidos, Blackwater Park de Opeth puede considerarse su respuesta a Revolver de los Beatles: obras maestras a la vez inflexibles y experimentales, pero igualmente comercialmente viables e irreprochables. Veinte años después, Blackwater Park sigue siendo una obra impresionante, repleta de momentos melódicos extraordinarios, atmósferas escalofriantes y una pesadez ágil pero aplastante. También podría decirse que sigue siendo el álbum más preciado del ilustre catálogo de los metaleros suecos, ya que una influencia progresiva en ascenso abrió las puertas del progresivo, alimentó el death metal a través del caleidoscopio cósmico e introdujo a una generación de apasionados de la música a un mundo de posibilidades musicales ilimitadas.

Tras cuatro álbumes de heavy imaginativo y envolvente, la banda estaba lista para marcar la diferencia en su carrera. En aquel entonces, el mundo del metal se encontraba sumido en la confusión post-grunge, mientras que Opeth forjaba un camino creativo único y audaz. En 2001, el progresivo se rehabilitaba a ojos del mainstream, pero el ascenso de Opeth a la fama aún conservaba cierta audacia. Con varias canciones que superaban los diez minutos, Blackwater Park no supuso ningún tipo de compromiso comercial. En cambio, su popularidad y reconocimiento demostraron dos puntos clave: que los aficionados a la música (y los metaleros, en particular) suelen ser mucho más abiertos de lo que se les atribuye, y que la profundidad, la sutileza, la sofisticación y la imaginación eran argumentos convincentes.

Ya labrando una reputación en constante crecimiento, el disco recibió una acogida abrumadoramente positiva tanto de los fans como de la crítica. Gracias a las nuevas técnicas de producción, el largo tiempo de grabación y el nuevo personal, el disco hizo que sus competidores parecieran estrechos, pequeños y descoloridos en comparación. Desde la imponente grandeza de The Leper Affinity hasta el psicodélico flujo y reflujo de la canción que da título al álbum, Blackwater Park rebosaba de una dinámica emocionante y una ingeniosa fusión de géneros, pero también estaba dotado de melodías imponentes y vitalistas, coros conmovedores, ganchos de guitarra principal memorables al instante y, a través de temas más suaves como Harvest y el instrumental Patterns In The Ivy, destellos de exquisita y frágil contención.

Blackwater Park no convirtió a Opeth en millonarios, pero sí les presentó a un público mucho mayor, ampliando su atractivo desde los confines algo restrictivos del underground metalero hasta la escena metalera más amplia y, como era de esperar, el mundo del rock progresivo. Mientras tanto, Opeth ha pasado las dos décadas siguientes avanzando en constante evolución, lanzando muchas más obras maestras innovadoras y reveladoras. Han crecido desde sus inicios tentativos hasta convertirse en una de las bandas en vivo más consistentemente extraordinarias del planeta; y su música ha seguido siendo un referente vital en el mundo del heavy y el alternativo.