Detalles: Una lógica radicalmente sistemática se manifestó de forma asombrosa desde muy temprano en la música de Richard Strauss. Evitaba los géneros instrumentales, se sintió atraído por el poema sinfónico desde el principio y se esforzó por hacer de la ópera su eje central. Sin embargo, sus inicios se encuentran en la música de cámara, hecho que se demuestra en este lanzamiento con dos ejemplos en nuevas grabaciones. El Trío para piano n.º 2 es más extenso que su predecesor y muy ambicioso tanto en su registro tonal como en su ejecución. Las normas formales —forma sonata, forma canción, scherzo y luego otro movimiento sonata— se mantienen con integridad y elegancia. El trío para piano tenía una larga tradición que se remontaba a Haydn, Mozart y Beethoven, pero el compositor que sentó las bases a mediados del siglo XIX es particularmente reconocible aquí en una función modelo: Mendelssohn. Solo transcurrieron unos siete años entre este trío y el único Cuarteto para piano de Strauss, pero en 1885 aún era un compositor muy joven. El cuarteto muestra impresionantes avances técnicos; ahora Strauss aparentemente podía aprovechar todos los recursos compositivos disponibles en aquel momento, y las mayores exigencias virtuosas a los instrumentistas también son bastante evidentes. Strauss atrajo la mayor atención con su Op. 13 de gran formato, de casi cuarenta minutos de duración, obra que incluso le valió un premio del Berliner Tonkünstlerverein.