Detalles: Edición limitada en vinilo mitad oliva transparente y mitad blanco con postal lenticular de regalo y libreto de letras de 20 páginas. ¡Disponible por primera vez en tiendas! Quizás ya conozcas a Rodrigo Amarante. Quizás hayas escuchado "Tuyo", la sintonía de la serie dramática de Netflix, Narcos, o el álbum Little Joy, grabado con Fab Moretti y Binki Shapiro; quizá hayas visto su nombre en los créditos de canciones de Gal Costa, Norah Jones y Gilberto Gil; o quizás lo hayas visto tocar en directo con la Orquesta Imperial, la big band brasileña de samba, o con los rockeros cariocas Los Hermanos; deberías haber escuchado su álbum debut, Cavalo, lanzado en 2014. Quizás creas que ya conoces a Rodrigo Amarante, pero Drama, su segundo álbum en solitario, va a añadir un nuevo nivel de confusión a la mezcla. Drama es deliberadamente caricaturesco, cinematográfico; "Tan sesgado como la memoria". Fluye como un arco, juguetonamente engañoso, como un cuento. El ominoso número inicial da una pista de que las cosas podrían no ser lo que parecen, y las pistas se esconden a simple vista. "Proyección, apego, engaño: eso es Drama". El alegre y optimista comienzo de "Maré", con una melodía inicial casi infantil, evoca algo menos ingenuo: "La marea traerá lo que trae el reflujo". El ritmo ayuda a superarlo. "Tango" suena a enamoramiento en la pista de baile, cálido y tropical, celebra la compañía, a la vez que la suplica, la anhela. "Tara", por su parte, se siente como algo que Astrud Gilberto podría haber cantado en la cima de la popularidad mundial de la bossa nova, con el giro de las trompetas sordinadas de la era de las big bands en el estribillo, casi autocrítico, como si se burlara de tal enamoramiento idealizado. Drama cierra con el piano en "The End". Vivir es caer. Después de todos los trastornos emocionales que el cantante ha sometido a su elenco, ¿es esto una especie de despedida de este mundo mortal? "Todo avanza", dice Amarante. "Susurrando, así se habla más alto, la gente responde mejor a una invitación", y añade: "Observar lo absurdo sin perder la amabilidad, estar abiertos a los dones de la confusión; por eso creamos estas herramientas que son historias y canciones, para ayudarnos a vernos los unos a los otros".