Detalles: El segundo trabajo en solitario de Stephen Mallinder, cofundador de Cabaret Voltaire, para Dais destila aún más su característica fusión de sintetizador minimalista, juegos de palabras oblicuos y "disco raro" en una fascinante suite rítmica, ideal para nuestra Era de la Escalada: Tick Tick Tick. Canalizando el malestar temporal del confinamiento a través de una paleta más exuberante de electrónica modular y cuerdas estéreo, las canciones abrazan la ambigüedad y la plasticidad, sistemas sueltos de circuitos percoladores y funk soso. Grabado en varias sesiones en MemeTune Studios en Cornualles con su colaborador habitual Benge (también conocido como Ben Edwards), Mallinder no cita ninguna premisa estética que guíe la colección más allá de "cencerros en cada pista y sin reverberación". Desde el primer ritmo cibernético y enroscado del tema inicial, "Contact", la dinámica espacial del álbum es desorientadora y asimétrica, alternando entre fría y sensual, opiácea y claustrofóbica. Pero, a lo largo de todo el disco, "el ritmo es la base, la piedra angular, el elemento fundamental; incluso las melodías son rítmicas". A lo largo de más de 40 años de experiencia musical electrónica, el sentido del ritmo y el tempo de Mallinder se ha perfeccionado hasta alcanzar una maestría excepcional, ágil y fluida, pero con extraños nudos de fricciones. Matices del industrial technoide de Detroit ("ringdropp", "Shock To The Body") se funden con el punk-funk sin ondulaciones ("Guernica Gallery", "Galaxy", "The Trial"), el IDM de viaje desastroso ("Wasteland") y el vapor house nervioso ("Hush"), en el umbral de modos tanto familiares como desconocidos. Líricamente, el disco es igualmente evasivo, rico en alusiones y lingüística asociativa, explorando nociones fluidas de ruido social, ruina ecológica, pretensiones del mundo artístico y las dificultades de la vida cotidiana. Pero la falta de un significado fijo sigue siendo la principal musa de Mallinder: «La música debe atraerte; las letras deben hacerte pensar. La mayoría de las interpretaciones son malas interpretaciones». Esta es música de cuentas atrás y depresiones, placeres fugaces y futuros opacos, observando la gran decadencia mientras baila sobre sus cenizas. Flux es inmortal y eterno; el resto, ilusión: «Seré una figura constante / Parpadeando como una imagen en movimiento / Girando en tu cabeza para siempre / Separado pero unido».