Detalles: Algunas bandas luchan por trascender sus mitos iniciales, esas historias que las presentan al público. Pero The Dead C es una notable excepción. Surgieron en 1986 bajo un manto de misterio, y su ubicación poco convencional (Isla Sur, Nueva Zelanda) contribuyó a alimentar su sonido errático. Mencionados durante los noventa por grupos como Sonic Youth y Yo La Tengo, ganaron influencia y reconocimiento, pero nunca se desviaron de su técnica interpretativa tradicional, que puede sonar caótica para el oyente ocasional. ¿Qué clase de mundo les espera a ellos y a su nuevo álbum, Unknowns, en 2020? La cultura neozelandesa es más conocida en todo el mundo, por no mencionar que es un paraíso con una baja incidencia del virus. Sí, aislada como en el pasado, pero esta vez por ser una nación eficaz al abordar una crisis de salud pública. ¿Pero qué hay del resto del mundo? La música de Robbie Yates, Bruce Russell y Michael Morley perdura, en parte porque sus sonidos errantes, antaño tan alienantes, ahora parecen haberse encarnado en gran parte del mundo moderno. Continuándose en su búsqueda de inspiración, con oídos sordos a las tendencias, estilos y técnicas, The Dead C avanzan. Sin pulir, polvorientos y ásperos, estos tres han vuelto a usar dos guitarras y una batería, una combinación que dice menos que nunca, y deja al oyente atónito. En Unknowns, Morley arrastra las palabras sobre una espiral de disimilitud, con temas que oscilan entre lo intenso, lo agresivo y lo agotador, pero siempre magníficos. Tan confiables como siempre, The Dead C están firmemente arraigados como una Verdad inexpugnable.