Detalles: En un mundo justo, Song Machine, el quinto álbum de larga duración de The Exbats, que llega a través de Goner Records, se convertiría en uno de los álbumes más queridos y escuchados de la década de 2020. Con el álbum de trece pistas, la banda con sede en Bisbee, Arizona, profundiza en su combinación analógica de regreso al futuro de Shangri-Las y el aspirante a doo-wop pre-Velvet Underground Lou Reed, produciendo melodías pegadizas cargadas de coros alegres que se encuentran junto a los mejores lados A grabados a la sombra del Brill Building o con la Wrecking Crew a cuestas. Los Exbats son viajeros en el tiempo sin esfuerzo; esta vez, han fijado el rumbo en los primeros años de la década de 1970, incorporando la magia sonora de The Partridge Family, los Kinks de la era de Muswell Hillbillies y Brian Wilson en el núcleo de su filosofía musical, evidente en temas como el propulsivo "Riding With Paul" y "The Happy Castaway", que enmarcan el álbum. "Lo que recuerdo de esa época es ir a las tiendas de discos y ver una pared de discos de 45 rpm que alguien tenía la tarea de mover [según] las listas de Billboard", dice Kenny McLain, quien, junto con su hija Inez, es el motor de The Exbats. "Con nuestra banda, movíamos cosas en esa imponente pared de sencillos, como si fuera una tumba antigua, intentando descifrar un código y llegar al número uno. Así que, supongo, se abriría una puerta mágica. ¿Y todos seríamos libres? O algo así". Inez McLain, homónima del guitarrista de los Monkees, Mike Nesmith, con su gorro de lana, ha tocado la batería y cantado para The Exbats desde que tenía tan solo diez años. Al revisar el catálogo de la banda en relación con Song Machine, añade: «Siempre sentí que nuestra progresión es similar a la de los Kinks: empezamos con garage y punk, y luego nos volvimos más reflexivos en todo». En este último lanzamiento, el tiempo se detiene por completo cuando Inez evoca, con maestría y de forma totalmente espontánea, la notable armonización de Cher o Karen Carpenter en la cima de sus carreras en dos canciones que revelan la razón de ser de The Exbats y, por ende, de los amantes de la música en general: «Singalong Tonight» y «What Can A Song Do», que, juntas, anclan a Song Machine a la vez que celebran conmovedora y audaz el acto mismo de cantar con un sentimentalismo digno de Paul Williams en la época de los Muppets. En otro mundo, cualquiera de las dos podría inspirar una revolución viral.