Detalles: El séptimo álbum de larga duración de Xeno & Oaklander, la institución del minimal wave de la Costa Este, destila aún más su icónico synth pop noir en una suite simplificada de retrofuturismo brillante y elegante. Inspirados por ideas de sinestesia, aromas, adoración a las estrellas y tecnologías obsoletas, el dúo de Liz Wendelbo y Sean McBride comenzó a concebir el concepto de Vi/deo mientras estaban aislados en su estudio casero del sur de Connecticut durante la pandemia. El contexto de aislamiento, streaming y sueños remotos se filtró en su química, manifestándose como homenaje y meditación sobre cierta cepa cinematográfica de fantasía tecnicolor: la pantalla como escenario, la distancia disfrazada de intimidad, donde la tragedia y el glamour se funden en uno. Comenzando con la melancolía sintética y precisa de "Infinite Sadness", el álbum marca la fluidez máxima entre la fusión de electrónica analógica y melodía poética que ambos artistas realizan, a la vez refinada y oblicua, clásica pero contemporánea. Wendelbo modeló su canto como "un niño en un coro", alternando notas con susurros, con letras claras y una voz elevada. Los sintetizadores de McBride son la contraparte perfecta, escalonados y pulidos, entrelazando arquitecturas fluorescentes de una era audiovisual perdida. La suya es una ola oscura de ensoñación y luces urbanas parpadeantes, desvanecidas y elegantes, himnos románticos para la bohemia de hormigón, el humo de cigarrillos en jardines lluviosos y el sonido como color ("el azul es rápido y el rojo es lento"). El videoclip captura la belleza agridulce de la juventud y las utopías, la melancólica transformación del milagro al recuerdo, donde el amor se vuelve irreal y la música se convierte en mito: "Sonidos del underground / Resonarán en días futuros / Sentimientos de miseria / Se desvanecerán en la bruma".