Detalles: Prensado limitado en vinilo LP de 200 g con funda plegable. El séptimo álbum de XTC, The Big Express, fue prácticamente ignorado en su lanzamiento, al igual que su predecesor inmediato, Mummer. Si Mummer era el álbum tranquilo de XTC, este fue su polo opuesto: brillante, descarado, ruidoso, incluso recargado en ocasiones si la canción lo exigía, convirtiéndose en una especie de álbum conceptual, una reflexión en parte autobiográfica sobre crecer en una ciudad industrial, Swindon, con su historia de ingeniería y logros ferroviarios. Quizás en consonancia con esa tradición de innovación técnica, el álbum también hizo un uso extensivo de las nuevas tecnologías (en aquel momento), con la programación Linn-Drum (junto al baterista Peter Phipps), el emulador E-mu y otros sintetizadores que ocuparon un lugar entre las mezclas más tradicionales de guitarras, bajo y batería que sustentaban las voces. Esta tecnología se yuxtapuso con la tecnología de una era pop/rock ligeramente anterior, ya que el phasing, las cintas hacia atrás y la inclusión de un mellotron insinuaban una influencia psicodélica que cobraría mayor protagonismo con el siguiente proyecto de la banda: The Dukes of Stratosphear. Con XTC ya sin gira, el sonido era radicalmente diferente a cualquier álbum anterior de XTC, en un clima musical donde el extremo superior de las listas reflejaba la radio nacional, produciendo el resultado más mainstream en años: Lionel Richie, Sade, Spandau Ballet, Howard Jones, Tina Turner, Queen... El espacio para un álbum conceptual metálico y post-punk sobre crecer entre los fantasmas de la herencia industrial de Swindon resultó inexistente. Por supuesto, las canciones eran tan buenas como en cualquier otro álbum de XTC (un estándar muy alto de hecho), pero en gran medida no se escucharon. Dada esa posición, sería fácil concluir que el momento no era el adecuado para el álbum. Pero los mejores músicos siguen la música y permiten que los tiempos los alcancen; Precisamente lo que pasó cuando XTC lanzó su siguiente álbum Skylarking en 1986. Así como la reputación (y las ventas) de Mummer han aumentado con los años, The Big Express ahora se considera un "clásico olvidado" de su época.